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Monthly Archives: abendua 2014
El legado del Navarro del Año
La obra de Joxe se caracteriza por su monumentalidad, su fuerza expresiva y su canto a la historia y libertad navarra. Y, así, destacan su Monumento a la batalla de Noain; Centauros del Pirineo, homenaje a Félix Urabayen situado a la entrada del Valle de Ollo; Hermandad, ubicada en Peralta, sobre el río Arga; el Roble de Garinoain, homenaje al Príncipe de Viana; la serie compuesta, entre otras piezas, por Aizkolari, Pelotari y Layalari; sus retratos de Joxe Miel de Barandiarán y Manuel de Irujo, así como la serie de personajes históricos, en la que destacan César Borgia, Labrit, Belasko, Jaso, Pedro de Navarra o Mosén Pierres de Peralta.
Conjunto Monumental en Salinas de Galar, también conocido como Getze. Una de las obras cumbre de Joxe Ulibarrena (Argazkia: Wikimedia Commons)
Joxe Ulibarrena, Navarro del Año
La Asociación Cultural Martin Ttipia entregará el próximo sábado 27 de diciembre el premio Navarro del Año a Joxé Ulibarrena. Convocado en la Plaza del Palacio Eskoriatza-Eskibel, en plena Almendra Medieval de Gasteiz, el acto comenzará a las 13 horas. Desde nuestra asociación queremos rendir homenaje a su figura y, por ello, ofrecemos un perfil biográfico que permita a nuestros socios y simpatizantes acercarse a la figura de uno de los principales exponentes de la cultura y el arte de la Nabarra contemporánea.
Huellas de Ínigo de Loiola en la Llanada Alavesa
El fundador de la Compañía de Jesús (junto a otros nueve compañeros, entre ellos Francisco de Xabier, cuya festividad se ha celebrado el pasado tres de diciembre), y primer prepósito general de la misma, el guipuzcoano Íñigo de Loiola, fue, hasta su definitivo establecimiento en Roma en 1538, un infatigable viajero, las más de las veces solo y a pie, hasta el punto de que él mismo consideraba que su vida había sido un peregrinaje, tanto en lo físico como en lo espiritual.
Nacido en la villa de Salvatierra de Iraurgi, actual Azpeitia, en 1491, fue el menor de once hermanos, habidos en el matrimonio de Beltrán Ibáñez de Oinatz y Loiola, cabeza de la bandería oñacina, y Marina Sáez de Likona, oriunda de Ondarroa. Conoció desde niño la vida cortesana, al ser destinado en 1502 al servicio, como paje, de la infanta castellana Juana, hija y heredera de los Reyes Católicos, y luego, cuando ésta se trasladó a Flandes con su marido, Felipe de Habsburgo, del hijo de ambos, Fernando, en la casa del contador mayor de Castilla, el ministro de hacienda de la época, Juan Velázquez de Cuéllar, en Arévalo, donde permanecerá hasta cumplir los catorce años, en 1505.

Imagen del crucero de Narbaiza (Argazkia: Fernando S. Aranaz)
Arrano Beltza, un estandarte con mayúsculas
El Arrano beltza (Águila de sable o negra) en la actualidad es un símbolo Nacional para muchos nabarros estatalistas, legitimistas, soberanistas e independentistas. Dicho emblema fue rescatado a finales del siglo XX por el político nacionalista Telesforo Monzón y es considerado actualmente por la masa libertaria del País, como un antiguo símbolo vascón del soberano Reino de Nabarra.
Telesforo Monzón, en una interpretación personal, crea una bandera con el Arrano beltza. Ésta es de color oro o amarillo y sobre ella aparece estampado el Arrano Beltza Personalmente, desconozco cual pudo ser el pensamiento de Telesforo Monzón para otorgar dicho color amarillo a ese estandarte. Según el historiador Erlantz Urtasun Anzano, esto pudo corresponder más bien al inicial tejido de lino que se torna en dicho color con el paso del tiempo. Es decir, el color amarillento es debido al envejecido -causado por el humo de las velas y por el paso de los siglos -del papel (de lino) en el que aparece la silueta del águila que tomó como referencia Telesforo Monzón.
Notas sobre una moción
Reproducimos a continuación la breve crónica que uno de nuestros socios ha redactado a propósito de la reciente presentación de una moción que lleve al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz a dedicar el nombre de una calle o plaza a quien fuera Tenente de la ciudad en 1199-1200, Martin Ttipia.
Lo primero que me llamó la atención de aquel Salón de Plenos fue su estrechez; el poco espacio que los concejales tenían entre sí y entre la madera noble y sus piernas, lo cual me lleva a pensar y comparar su estrechez de miras con el propio espacio que ocupan; y llegar a la conclusión de que la culpa de que aquello que el pueblo llano pide y casi nunca se cumple, en realidad, es producto del constreñimiento físico, aparte del mental. No obstante, el imperioso Alcalde ocupando su espacio amplio y majestuoso me dio la misma impresión que me producían los jueces orondos de la Audiencia Nacional; con su gesto prepotente y altivo y su seriedad pétrea cual estatua silente, me produjo la sensación de que en cualquier momento de su boca saldrían las crueles palabras: “os perdono la vida”.