La colonización cultural que sufrimos nos ha convertido en una especie de extranjeros en nuestra propia tierra. Todavía algunos nos tachan de perros verdes o de mirlos blancos -en el peor sentido de la expresión-. Sólo porque defendemos nuestra verdadera identidad: es decir, la original, la propia del País. Y son precisamente los extranjeros quienes de vez en cuando llegan a nuestra casa a cantar las excelencias de nuestra patria, dejando a muchos naturales del País en completa vergüenza al comprobar que sus conocimientos de nuestra historia, nuestras costumbres y nuestra sociedad son aún mayores que los que atesoran los nativos. Algunos de esos extranjeros son nabarros de la Diáspora, como el recientemente fallecido Goyo Martirena, quien me sirve de honrosa excusa para compartirles mi planteamiento.

Una foto de archivo del nabarro-americano Goyo Martirena (Irudia: http://sintropiadesign.com/, web de la agrupación uruguaya de médicos Femi Gremial)