“Castillos de Navarra”: un caso práctico de desinformación en EL CORREO

A nadie se le escapa el papel fundamental que los medios de comunicación tienen en nuestra sociedad… el “cuarto poder”, se les llama. Igualmente, es público y notorio que, frente a la deseable actitud rigurosa que debería mantener la profesión periodística, es creciente el sometimiento de la misma a la indisimulada defensa del poder, cuando a miserables intereses privados.

Michel Sittow 004.jpg

Fernando II de Aragón, el Católico, para la historiografía hispana, el Falsario, para los estudiosos de la historia nabarra; inspiración para “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo y “cerebro gris” indiscutible de la desastrosa Guerra de Navarra (1512-1529)

Vaya por delante que los periodistas “de a pie” son los primeros que lo sufren en sus carnes, al ser conscientes de que sus cada vez más precarios medios de vida están condicionados a la sumisión disciplinada a líneas editoriales claramente alineadas con tal o cual grupo de interés político y/o económico.

Dado que la mejor forma de apreciarlo es proponer ejemplos concretos, el pasado lunes 11 de agosto pudimos leer en el periódico EL CORREO, en su edición “Álava”, el siguiente artículo, titulado “Castillos y fortalezas en Navarra, los vestigios de un antiguo reino”:

http://www.elcorreo.com/alava/planes/viajes/201408/11/vestigios-antiguo-reino-castillos-20140805171158.html

Evidentemente, son muchos los comentarios que se podrían hacer a los contenidos del artículo. Pero nos limitaremos aquí a hacer un elemental contraste sobre la veracidad de varios hechos mencionados en el artículo:

  • Sobre el título del artículo: No sólo en la C.F. de Navarra (para nosotros, Navarra Nuclear) hay “castillos, vestigios de un antiguo reino”. En Araba, sin ir más lejos, tenemos unos cuantos: Portilla, Gebara, Mirutegi, Laguardia….
  • Sobre la Ciudadela de Pamplona: Juan Bautista Antonelli, ingeniero italiano al servicio del virrey de Navarra en 1571, Vespasiano Gonzaga, explica, de su puño y letra, la razón de su construcción: “la fortaleza de Pamplona hará que nadie ose pensar en un posible cambio de Estado y se sosegarán los ánimos, marcando una política de fortalecimiento militar de todo el territorio”. El control militar de Navarra era el fin principal de la Ciudadela, según propia confesión, cuestión que la articulista no menciona ni siquiera de pasada.
Imagen aérea de la ciudadela de Pamplona, con forma de estrella

Vista aérea de la Ciudadela construida para defensa de una Iruñea conquistada frente al “enemigo francés”, como acostumbran a decir las males lenguas (Fuente: Viajerosblog.com)

  • Sobre el Castillo de Javier: No se sitúa en una frontera militar con Aragón hasta 1135 (Pacto de Vadoluengo). Hasta entonces, lo que guardaba era el paso de la Cañada Real de los Roncaleses por el río Aragón, y la línea del río Aragón que marcaba la frontera con los territorios bajo control musulmán hasta principios del siglo XII. Para cuando ahí aparece una frontera con Aragón, la torre-castillo llevaba ya varios siglos de existencia.
  • Sobre la Basílica de San Francisco Javier: Se construyó a finales del XIX por iniciativa de la duquesa de Villahermosa, entonces propietaria del castillo. Lo que hizo el Cardenal Cisneros fue ordenar su demolición, que al final sólo fue parcial, en 1516.
  • Sobre Olite: Nunca fue “corte de los reyes de una comunidad”. La C.F. de Navarra no existía en los siglos XIII o XIV. De hecho, cuando fue sede real, la actual Rioja Alavesa (entonces Sonsierra de Navarra), hoy perteneciente a otra comunidad autónoma, también se gobernaba desde Olite, así como los territorios de Ultrapuertos (Baja Navarra), que hoy forma parte de un departamento francés.
  • “Pese a que el tiempo y las batallas hayan acabado con la mayoría del conjunto histórico de Navarra”: A manos del Coronel Villalba, y por orden del Cardenal Cisneros, entre 1512, 1516, 1519 y 1521 se derriban más de 30 castillos y recintos amurallados, y en 1572 el castillo de Estella-Lizarra. Saquen cuentas. Ni tiempo, ni batallas.

Si en un tema como éste, en el que no es tan difícil contrastar mínimamente lo que se afirma, se pretende sostener, a toda costa, realidades presentes, recurriendo, sin ningún complejo y de la manera más burda, a situarlas en momentos históricos muy anteriores a su nacimiento, poner fronteras donde no las había… ¡¡qué no harán en cuestiones donde es mucho más difícil contrastar la realidad!!

Por lo que a nosotros respecta, y desde nuestra modestia, tenemos claro que la única garantía frente a estas manipulaciones vez más descaradas es una sociedad culta, formada, y con criterio propio. El poder siempre temió al conocimiento.

Seguiremos poniendo de manifiesto estas cosas, por un principio elemental de responsabilidad social. Puede parecer una labor titánica, como lo fue la de David frente a Goliath, pero eso no nos va a desanimar: ellos creen que son gigantes, pero nosotros sabemos que únicamente son molinos de viento…

– Martin Ttipia Kultur Elkartea-

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