Michael Foucault se apercibió de que en el siglo XVIII, la gestión de la seguridad se convirtió en un paradigma de gobierno. Los fisiócratas franceses con responsabilidades de gobierno, ya en aquel tiempo pensaban que la seguridad no consistía en prevenir a la población de padecer hambrunas y catástrofes, más bien se permitió que ocurrieran para después ser capaces de reorientarlas en una dirección beneficiosa. De este modo Foucault se percató de que la seguridad, la disciplina y la ley constituían un modelo de gobierno.
Agamben, siguiendo a Foucault, concluye que hemos pasado de un gobierno de leyes a un gobierno de la administración del desorden.
Tras las revueltas en la cumbre del G8 en Génova (julio de 2001), un alto cargo de la policía declaró ante los magistrados que investigaban la actuación de las fuerzas de orden público que el gobierno no pretendía el mantenimiento del orden, sino la gestión del desorden… De ahí, todo un conjunto de medidas de control sobre los ciudadanos, considerados todos potenciales delin-cuentes.