Tras el primer capítulo de la saga marotiana sobre las Ayudas Sociales, ya tenemos aquí un nuevo episodio del más célebre culebrón vitoriano: la mezquita de Mariturri, que algún casta vitorianico (VTV, para los modernos) rebautizará pronto como “Moriturri”…al tiempo.
Desde luego que una mezquita, al igual que cualquier bar o establecimiento mercantil, debe cumplir unos mínimos principios legales y de respeto cívico, siendo de lo contrario susceptible de sufrir las medidas punitivas correspondientes. Pero suponer, a priori, que este último hecho se va a producir es confundir el culo con las témporas, al más puro estilo de la justicia preventiva impulsada por los próceres de la democracia vigilada en nombre de la seguridad, hoy tan en boga.
¿Dirían lo mismo quienes ponen el grito en el cielo, si lo que se abriera en Mariturri fuera un Centro Andaluz o Leonés? A buen seguro, la mayoría de quienes hoy se llevan las manos a la cabeza tienen entre sus ancestros próximos a gentes provenientes de regiones bien lejanas. Ah, ya, pero es que esos son españoles, son de los nuestros….

Varios manifestantes – entre ellos, algunos de origen español – portan una pancarta contra el proyecto de construcción de una mezquita en el vitoriano barrio de Zaramaga (Iturria: gasteiz-antifaxista.blogspot.com.es)