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GEBARA/GUEVARA Y LAPOBLACIÓN, LUGARES DE LA MEMORIA (2ª parte)

El castillo de Gebara/Guevara Por J. Vehil para "El Estandarte Real" (1891) Zumalakarregi Museoa

El castillo de Gebara/Guevara, por J. Vehil para “El Estandarte Real” (1891)
(Zumalakarregi Museoa)

  1. EL CASTILLO DE GEBARA/GUEVARA, ÚLTIMO REDUCTO CARLISTA EN 1839

No nos detendremos, lógicamente, a relatar el largo conflicto que sacudió a nuestro país entre 1833 y 1839 (“guerra civil” o “guerra de los Seis años”, se le llama también en la literatura de la época), ni a profundizar en sus complejas causas, más profundas que el aparente conflicto dinástico[1].

Nos situaremos en su fase final, marcada por un elemento central: el “Convenio” o “Abrazo de Vergara”, concertado entre el general carlista Rafael Maroto y el general liberal Baldomero Espartero, Duque de la Victoria.

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GEBARA/GUEVARA Y LAPOBLACIÓN, LUGARES DE LA MEMORIA (1ª parte)

El castillo de Gebara/ Guevara (Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa (Vitoria-Gasteiz))

El castillo de Gebara/ Guevara
(Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa (Vitoria-Gasteiz))

  1. LOS LUGARES DE LA MEMORIA

A la hora de hablar sobre la identidad de un pueblo, nación o Estado, no cabe duda de que uno de los componentes esenciales de la misma son los lugares de la memoria[1]: en definitiva, aquellos lugares y realidades físicas que son asumidas por dicha colectividad como sitios referenciales de su común experiencia histórica, como hitos que resumen la evolución de su conciencia colectiva y los hechos más relevantes de la misma. Siempre, por supuesto, según su propio criterio: detrás de todo lugar de memoria -y también de su omisión- hay una toma de decisión, una actuación política -en el sentido más amplio del término- y una visión de la historia y de uno mismo.

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Crónica de la Guerra Carlista en la Llanada (y II)

Aniversario

Un año después de la victoria sobre los liberales en la Llanada, el gobierno de Madrid no dominaba el país. Sus tropas se acantonaban en las cuatro capitales, que se encontraban bloqueadas por las fuerzas de voluntarios carlistas. Zumalakarregi había fallecido el 24 de junio de 1835 a causa de una septicemia generalizada provocada por una herida que sufrió en el sitio de Bilbao.

En octubre, en el aniversario de su estrepitosa derrota de Alegría, el gobierno liberal se propuso avanzar, tomando como eje el Camino Real, desde Vitoria hasta San Sebastián, partiendo en dos el territorio controlado por los carlistas y rompiendo el bloqueo de estas dos capitales. Previamente, se había ordenado el traslado de la Legión Inglesa, un grupo de mercenarios a las órdenes del general Lacy Evans, de Bilbao a Vitoria. Era entonces comandante en jefe de las fuerzas carlistas el general Nazario Egia, natural de Durango.

Nazario de Egia (Iturria: Wikipedia)

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Recordando a Martin Ttipia (I)

Hace algo más de cinco años se presentaba en sociedad una nueva asociación cultural dedicada al estudio y la divulgación de la historia y el patrimonio de Álava, particularmente en su relación con la historia de Navarra. Dada su denominación, Martin Ttipia Kultur Elkartea, justo es explicar el por qué de su nombre. ¿Quién era Martin Ttipia?

Sello del acta fundacional de la ciudad de Vitoria sobre el poblado de Gasteiz, 1181 (Iturria: soberaniadenavarra.blogspot.com).

Sello del acta fundacional de la ciudad
de Nova Victoria sobre el poblado de Gasteiz, allá por 1181 (Iturria: soberaniadenavarra.blogspot.com.es).

Martin Ttipia era el tenente de Vitoria a finales de la primavera de 1199, cuando el rey de Castilla, Alfonso VIII, decidió violar los pactos firmados veinte años antes con el rey Sancho VI de Navarra, conocido por sus súbditos como “El Sabio”. Este rey había emprendido una labor de reconstrucción y de reorganización del reino, tras su elección en 1150 como sucesor de su padre, García V Ramírez. Este personaje había sido elegido rey por los navarros tras la división del reino pirenaico, debida a una conjura entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y el rey de Castilla, Alfonso VII, que eran cuñados a la muerte sin descendencia de Alfonso I en 1134. Pero ésa es otra historia.

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