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VASCONIA Y LA FRONTERA ARTIFICIAL DEL PIRINEO (3ª PARTE DE 3)

Exposición sobre el yacimiento de Aldaieta
(Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es)
Frontera meridional del ducado de Vasconia
La misma cantinela que hemos visto en las crónicas de los francos, acerca de su posesión de Vasconia, se da en las visigodas. Hasta ese momento, el ducado de Vasconia y el reino godo de Hispania habían mantenido una oscilante frontera militar, cuya retaguardia, según nos revela la arqueología, se determina por la presencia de necrópolis de claro carácter guerrero, relacionadas con tipologías aquitanas, que marcan una línea entre Buzaga (Elorz) y Pamplona, San Pelayo (Alegría-Dulantzi) y Aldaieta (Nanclares de Ganboa), en la Llanada Alavesa, y Finaga, en Basauri (Bizkaia).
VASCONIA Y LA FRONTERA ARTIFICIAL DEL PIRINEO (2ª PARTE DE 3)

Termas romanas en la plaza del Castillo
(Fuente: http://memoriasdelviejopamplona.com/)
Convivencia y cultura vasco-romana.
Ciertas tendencias políticas vascas han querido, al margen de la evidencia histórica, presentar el hecho vasco como resultado de la feroz resistencia ante cualquier influencia externa. Los indómitos vascones habrían permanecido, encastillados en sus montañas, aislados de contaminación. Los caseríos serían reliquias de aquel mítico pasado de los jentiles y el basajaun, milagrosamente conservados en el tiempo en su pureza ancestral.
Nada más lejos de la realidad, recordemos a los amerindios del Amazonas. El País Vasconavarro ha sido un país abierto a todas las influencias. Aquitania, el valle del Ebro, la Meseta, incluso el mar, no han sido límites, sino puertas por las que han circulado gentes e ideas desde tiempo inmemorial.
EL ARTE DEL INSULTO ACADEMICO
(Tomado de “Noticias de Navarra”, 10 de septiembre de 2018)
Con un título impropio (“Batallitas del abuelo”…. el abuelo Cebolleta, se da por sobreentendido – leer aquí ) hemos leído en la prensa un artículo de Santiago de Pablo en torno al reino medieval de Navarra y a las batallas de Roncesvalles. Recalcamos lo de impropio, porque es un ejercicio de burla y menosprecio que el autor dedica a un personaje, citado con nombre y apellidos. No pretendemos asumir la defensa de éste; ya le responderá si se da por aludido; pero sí nos ha sorprendido la baja calidad del alegato, que no tiene por dónde agarrarlo, más allá del insulto y el chiste burdo. Irakurtzen jarraitu