
Artículo escrito en “El Correo” el pasado 13 de noviembre por Santiago de Pablo, catedrático de Historia Contemporánea de la UPV/EHU, tras la inauguración en Gasteiz de Martin Ttipia Lekua (22 de octubre de 2016)
(Pasados unos días desde su envío al mismo medio, y al no tener constancia -salvo error por nuestra parte- de que a la fecha nuestra respuesta haya sido publicada, incluimos a continuación el escrito remitido por Martin Ttipia Kultur Elkartea en respuesta al escrito del Sr. De Pablo)
Tal y como explicamos durante la ceremonia de inauguración de Martin Ttipia Lekua, no entendemos la figura del tenente Martin Ttipia como protagonista individual, sino como personificación de lo trascendental, que es el hecho histórico del Cerco de la villa de Vitoria entre 1199 y 1200 por parte del ejército castellano y la pertinaz resistencia ofrecida por los vitorianos -navarros y alaveses- de entonces ante dicho ataque.
Por otro lado, en todo momento hablamos de “conciencia colectiva” -lógicamente, en la manera en que en aquellos tiempos se entendiera-, y no de otros términos más modernos: poner dichos términos en nuestra boca falta a la realidad. Y es que sólo desde una sólida conciencia colectiva cabe entender el que una población esté dispuesta a arrostrar hambre y privaciones antes que dejar de ser parte de, en este caso, el reino de Navarra.
Resulta, por otra parte, llamativa la omisión de fuentes de gran importancia, como el relato de un cronista coetáneo y poco sospechoso de favorecer los intereses navarros, el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada (“los de Vitoria estaban en grand cuita de fambre”), el Laudo Arbitral de Londres de 1177 (“fidelidad probada de sus moradores naturales”), o el reconocimiento explícito de lo ilegal de la conquista por parte del mismo Alfonso VIII en 1204, y de Alfonso XI más de 100 años después. Cabría añadir, por último, que las fuentes contemporáneas mencionadas -Fdez. de Larrea y Fortún Pérez de Ciriza- ratifican la realidad del Cerco y sus detalles más importantes, dentro de lo que la limitada documentación existente nos permite afirmar.
No creemos, de todos modos, que sea éste el formato ni el lugar adecuado para aburrir a los lectores con una perorata de datos históricos. Oportunidades habrá para que las y los vitorianos de hoy en día, que tienen derecho a conocer sus principales hechos históricos -repetimos, no hay sociedad sin relato-, puedan conocer personalmente la información existente y construir su propia opinión en libertad.
Y es que el debate o las diferencias de opinión sobre los diferentes acontecimientos históricos -o sobre cualquier otro tema-, no sólo es legítimo, sino también sano y conveniente, siendo además consustancial al procedimiento científico.
Pero para poder “debatir” antes hay que “conocer”. Y la realidad es que, actualmente, el hecho histórico del Cerco de 1199-1200 está completamente ausente -o se pasa completamente de soslayo- en nuestros textos educativos, turísticos y divulgativos. Y ocultar, a sabiendas, hechos importantes de nuestra Historia -más allá, insistimos, de la valoración que cada cual pueda hacer de los mismos- no sólo es contrario al procedimiento científico, sino que además supone una manifiesta toma de posición política.
-MARTIN TTIPIA KULTUR ELKARTEA-
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Muy buena contestación. Zorionak