Corren malos tiempos para los concejos alaveses, un sistema de organización administrativa y territorial, política en definitiva, que ha demostrado su eficacia a lo largo de la historia, concitando además la satisfacción de sus protagonistas, los ciudadanos y las ciudadanas de los pueblos de Álava.
En efecto, tanto el gobierno central del estado, como su sucursal foral alavesa, han venido realizando declaraciones confusas acerca de su futuro, incertidumbre que ha sido acrecentada por ciertas declaraciones del ex diputado general de Álava (Javier de Andrés), en las que comparaba las juntas administrativas de los pueblos con las comunidades de vecinos urbanas, negando de esa manera, no sabemos si conscientemente o por ignorancia, la personalidad política de nuestros concejos.