Sabido es que no hay nada mejor que poner unos ejemplos prácticos para poder entender las más complejas teorías. Por la misma lógica, no hay como poner unos pocos ejemplos -de los cientos que nos encontramos cada día- para ilustrar de qué hablamos cuando decimos y denunciamos, ante la pasividad general, que el pueblo vasco/navarro es víctima de un brutal proceso de alienación y colonización mental. Algo que, expresado en estos términos, puede resultar a muchos exagerado -cuando no abiertamente estúpido o apocalíptico-, pero que, como vamos a ver, es tan cierto como que dos más dos son cuatro.
Pongámonos en situación. A media mañana de un día cualquiera, acudo a un céntrico establecimiento hostelero gasteiztarra en el que, con frecuencia, repongo fuerzas. Desde el otro lado de la barra, el hostelero -buen amigo ya tras años de café diario- me entrega sonriente, como cliente habitual que soy, un librito gratuito de promoción de diferentes vinos de la D.O.C. Rioja, en relación con una jornada promocional del vino que se va a llevar a cabo en Logroño en los días siguientes. “¡¡Qué bien!!…”-me digo- “…a ver si descubro alguna marca o bodega nueva de interés…” Y es que a uno le resulta difícil escaparse de los brazos de Baco, para qué lo vamos a negar….
Nada más empezar, como se duele decir, la primera en la frente … aunque no lo pareciera a simple vista. En concreto, en la primera página me encuentro con esto:
¡¡Caramba, “Cuna de Reyes” en Nájera!! Desde luego que esta denominación habla bien a las claras de que en la ciudad del Najerilla tienen interiorizado -me atrevería a asegurar que como motivo de orgullo- el haber sido, durante más de 100 años, sede de la Corona de un reino independiente y cuna de algunos de sus más importantes monarcas. Hasta aquí, bien…. no estaría mal que en muchos otros lugares del país tomaran con esa misma normalidad su realidad histórica, sin complejos.
El problema radica en que -aunque el anuncio no lo diga expresamente-, en caso de preguntarles a qué Reino se refieren, probablemente nos contestarían que se refieren al Reino de Nájera, entendiendo el mismo como un ente diferenciado del Reino de Pamplona ó Navarra, cosa que nunca fue así. Una cosa es que los cambios de residencia de la Corona o los cambios políticos llevaran a modificar las denominaciones de dicha entidad política, y otra que esa entidad sea diferente.
Vemos aquí, sin embargo, cómo muchas veces el nombre crea la idea, y la creación de una denominación diferente para una misma realidad, acompañada de un desconocimiento generalizado de la realidad histórica, lleva a la percepción de una fragmentación que nunca existió. La fragmentación de la conciencia mediante la multiplicación terminológica es un procedimiento muy utilizado en nuestro caso, del cual podríamos poner muchos ejemplos.
No está de más sugerir que, tras esta tergiversación nada inocente, se esconde la intención de hacer de dicho Reino de Nájera un precedente histórico de la actual Comunidad Autónoma de La Rioja, en un ejercicio de presentismo que, como veremos, se repite de forma sistemática.
Sin recuperarme aún del primer impacto, unas páginas más adelante me encuentro con esto:
Es decir, según parece, la denominación don Bildur (“miedo”, en euskera), nombre dado por el escritor Gonzalo de Berceo a un personaje de su obra “Los milagros de Nuestra Señora” -por cierto, de 1260 y no de 1620-, no habla de la presencia del euskera en la comarca riojana de los monasterios de San Millán de la Cogolla -y, por extensión, en la Rioja Alta-, sino de los orígenes de la lengua castellana. Es como decir que, si hace sol, es que es de noche. Con un par….
Días después, ojeando la prensa diaria, en el medio de mayor tirada en Araba -si bien vi la misma terminología en el resto de medios que se hacían eco de la noticia- leo esto:
Es decir, que, por lo visto, ya había alaveses en las cercanías de Laguardia hace 5.000 años. ¡¡Arrea!! Poco importa que no tengamos mención escrita de Álava antes del siglo VIII, que hasta 1463 no se constituya lo que hoy conocemos como Provincia o Territorio Histórico de Álava -que poco tiene que ver con las anteriores Tierras de Álava, tanto en cuanto a su ámbito territorial como en cuanto a su organización institucional-, y, sobre todo, que la comarca de Laguardia y sus villas jamás formara parte de Álava hasta 1486, cuando Fernando “el Católico” le obligó, bajo amenaza, a integrarse en la Hermandad de Álava para que dejara de regirse por su Fuero navarro, resultado de sus 500 años de pertenencia al reino de Navarra.
Quienes así hablan, pues, pretenden transmitir, amparándose bajo una apariencia científica -pero, de hecho, falseando brutalmente la realidad histórica contrastada-, que hace 5.000 años el mapa y la realidad institucional de Araba ya era, más o menos, igual que la actual. Nuevamente el presentismo….
En el ánimo de refrescar mi mente ofuscada, me escapo a un remoto rincón del Pirineo navarro; pero, incluso allí, el fantasma me persigue. Ojeando una aparentemente inocente revista de promoción turística (eso sí, del año 2011) me encuentro con esto:
Es decir, que en el Paleolítico ya existía lo que hoy oficialmente se llama Comunidad Foral de Navarra. El presentismo, siempre el presentismo…. Por si alguien pudiera pensar que son veleidades españolistas del anterior gobierno de UPN, recordemos que, como comentábamos en un post anterior, en una reciente exposición organizada en el donostiarra Museo de San Telmo también se aludía a la historia de Gipuzkoa desde la última glaciación.
En conclusión, mientras el debate público se mueve por otros derroteros, en el ámbito de lo banal nos vemos sometidos a un sutil pero eficaz “bombardeo” cotidiano, destinado a consolidar en la mente popular un relato que, pese a ser objetivamente falso, es fácilmente digerido y asumido por la población, puesto que poca gente se da cuenta del engaño, o bien le parece que es algo anecdótico.
El objetivo es claro: consolidar la vigente realidad institucional como algo eterno, inmanente, necesario -casi determinístico-, y sustituir en la conciencia de lo que queda del pueblo vasco todos los conceptos y referentes propios por conceptos creados desde, por y para España, hasta la plena extinción, por disolución, del pueblo vasco.
Suele aducirse, al denunciar estas cosas, que pretendemos manipular la Historia para favorecer nuestros objetivos políticos, o bien que este tipo de divagaciones no son importantes porque lo que pasó hace tantos siglos no es lo importante, sino los verdaderos problemas actuales de la gente. A los primeros, baste con decirles que de lo que se trata es, justamente, de que deje de manipularse: que quienes manipulan la Historia en su favor son quienes, como acabamos de ver, extienden relatos objetivamente falsos, en vez de transmitir verazmente los hechos históricos. Y en cuanto a los segundos, baste decirles que quien crea que puede resolver sus problemas negando y desconociendo los orígenes de los mismos se está condenando, él mismo, al más estrepitoso de los fracasos.
Sólo un pueblo culto y con criterio propio puede hacer frente a este proceso banal de colonización mental. Y lo primero es hacer que tome conciencia del mismo, como si de un proceso de desintoxicación se tratara. El día en que, de manera espontánea y generalizada, nuestros conciudadanos alcen la voz ante las falsedades que, con tanta frecuencia, nos toca leer en placas turísticas y museos o escuchar en visitas guiadas (entre otros sitios…), será el síntoma de que las cosas están empezando a cambiar.
Ejemplos de esto los hay a cientos, y todos los días: si ves alguno, no dudes en mandárnoslo a martinttipiake@gmail.com, y lo publicaremos. Como decía cierta campaña de publicidad, estarás haciendo una gran labor social.
-Iñigo Larramendi-
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