Más de un patriota navarro desearía que Navarra nunca hubiera sido una monarquía; algo, por lo demás, imposible si tenemos en cuenta el contexto histórico en el que se conforma el Estado Navarro. Hablamos acá de la proclamación de Eneko Aritza como primer monarca en tiempos del Reino de Pamplona, más tarde Reino de Navarra. Las motivaciones que llevan a algunos a denostar la monarquía parten de un condicionamiento contemporáneo que lleva a descontextualizar Navarra, olvidando, así, que la historiografía, de por sí, es terca, y que no podemos moldear la historia a nuestro gusto dependiendo de si somos republicanos o monárquicos.

Imagen del panteón de los Reyes de Navarra, en la Iglesia de Santa María la Real de Nájera, Navarra (Iturria: elpuentelejano.blogspot.com)