Hace años, un colega me recomendaba no pensar demasiado en la política. Los políticos están hechos de una pasta distinta, me decía, ya sabes, gente sin escrúpulos. Aquellas palabras grabadas a fuego en mi alma resonaban hace unos días como un mazazo en mi conciencia. Ver en televisión al Ministro del Interior español Fernández Díaz fue el desencadenante de mi reacción.
Los navarros también estamos, en cierto modo, hechos de otra pasta. En términos generales, no somos expertos en lucha contra ETA; pero gozamos de la ventaja que supone vivir el conflicto vasco desde dentro y desarrollar unas intuiciones y unas pautas de comprensión de la realidad de las que un palentino, un cordobés o un madrileño carecen. No porque sean faltos de entendimiento. Su única carencia es no poder analizar la realidad si no es a través del informativo de turno. Y, a efectos mediáticos, dudo que para un navarro de pro haya diferencias de calado entre Informativos Telecinco o 13 TV.
El Telediario, los editoriales de los diarios estatales o la tertulia radiofónica de la COPE son su pretendido pasaporte a la realidad sangrante de nuestra patria. Los navarros, sin embargo, vivimos el mito de la caverna de Platón en nuestra propia carne. Hemos comprendido que la única realidad es la que se contempla fuera de la cueva; y que lo que los demás pretenden como real dentro de la misma no son sino sombras y reflejos distorsionados de lo real.
De regreso a la caverna, palentinos, cordobeses y madrileños nos toman por locos: “¿Qué los jóvenes etarras fueron torturadosEso es imposible, hombre! pero si en España no se tortura…. ¿No has oído lo que ha dicho el Ministro Fernández Díaz? Las heridas fueron fruto del forcejeo con los agentes…”.
La única pregunta que me queda por hacerme es: ¿Qué clase de fuerza, de anhelo, de propósito, … puede haber en la mente de un hombre que le pueda llevar a mentir como un bellaco y que, sin embargo, no le impida dormir? Fernández Díaz tiene la respuesta, aunque no espero que nos la diga.
– Hermano Templario –
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