“Gente endiablada y descomunal: dejad luego al punto a las ‘urnas y papeletas’ que en ese coche lleváis ‘disimuladas’; si no, aparejados a recibir presta muerte por justo castigo de vuestras malas obras”
Cuenta la leyenda que el ‘cabaleiro andante galaico Trotón o Lerense’, al avistar los molinos de viento, y confundiéndolos con castellers, atacolos con tesón. Descargó toda su furia, mandando a sus Tercios -compuestos de cristianos viejos castellanos y sarracenos andalusíes- a cargar y segar las cabezas de cuanto polaco encontrasen; sin respetar niños, mujeres ni ancianos. Su buen y fiel escudero ‘Yñigo de Urgul’, ante tamaño desatino, intentó frenar la embestida…. mas todo en vano resultó.